Lo que Pueden Ser 3 Puntos de Ping-Pong:


 

El Sol comenzaba a ocultarse, agotado, tras otra tarde sin descanso. Seguramente el cansancio no fue tanto, o tal vez sí, pero de haberlo sabido doy por hecho que ese Sol no se hubiera acostado tan temprano. El Sol se lo perdió, pero la Luna no tardó en llegar, ansiosa de presenciar casi en exclusiva el partido de Ping-Pong que iban a disputar J.R y su primo, Sergio, en un viejo almacén a las afueras de la ciudad.

Las ventanas destrozadas, tornillos por el suelo…, nada importaba si la lámpara del techo daba luz a la mesa, de color verde pálido. Era un lugar algo estrecho, pero perfectamente iluminado para la ocasión. El partido había sido acordado con varias semanas de antelación, no era uno cualquiera. Para otros habría sido muy corto, incluso injusto. No para J.R, ni Sergio. Para ellos podría ser realmente pesado.

Ambos se miraron fríamente y después de unos segundos de espeso silencio, J.R dijo:

-Al mejor de tres. -Tan sólo tres puntos serían necesarios para demostrar de una vez por todas quién era el mejor.

Sergio asintió, sacó una pelota de su bolsillo y sin peloteo, el partido dio comienzo.

Él fue el encargado de poner la bola en juego y de realizar el primer saque: Lanzó la pelota al aire, a unos pocos centímetros de la mesa y desde allí la golpeó con un tremendo revés que no pudo permitirse dejar de botar en el campo contrario. J.R la miraba con tranquilidad y no reaccionó hasta el último instante devolviéndola con un golpe que todos hubieran considerado imposible. Los inexpertos se habrían reído de la inmensa locura que acababa de hacer J.R enviando la bola a unos cinco metros fuera de la mesa, por el lado izquierdo. Otros habrían pensado “¿cómo ha podido desperdiciar un punto así?” y el resto se habría atemorizado, como hizo Sergio al mirar a J.R y apreciar su sonrisa desafiante de medio lado. “¿qué quería decir con aquello?” entonces se dio cuenta: la pelota había tomado un gigantesco efecto y ahora regresaba a la mesa con potencia y velocidad duplicadas.

Las décimas de segundo que le llevaron girar la cabeza sólo le permitieron ver como la pelota entraba en su campo y se alejaba de igual manera que había llegado. Sergio no tardó mucho más en lanzarse a por ella e intentar golpearla. La velocidad era demasiada y aunque se tiró como un tigre no pudo alcanzarla. J.R ya empezaba a gritar de alegría cuando Sergio como última esperanza lanzaba la raqueta contra la pared a la que se aproximaba la pelota y en el aire lograba pegarla y contrarrestar el efecto que llevaba con el propio giro de la raqueta en el aire, haciendo que milagrosamente entrara en el campo de J.R, eso sí, con una fuerza pésima.

J.R sólo tuvo que armar un buen golpe aprovechando que Sergio no tenía la raqueta, para mandar la pelota al lado contrario sin preocuparse demasiado de la potencia. Esta vez fue Sergio el que rió mientras se llevaba la mano a la espalda y sacaba del pantalón otra raqueta mucho mejor que la anterior. Sin ningún miedo e incorporándose a la mesa, envolvió la bola en un efecto hacia delante con un bote bastante predecible para J.R, por eso, antes incluso de que llegara a su campo, este se dio media vuelta, empezó a correr hacia la pared trasera del almacén, y pegando un salto contra ella, se propulsó de tal forma que voló hasta la mesa, permitiéndole así rematar la pelota desde una altura adecuada para un golpe que la cubrió en llamas y que Sergio fue capaz de devolver con una potencia aún mayor.

Para entonces, J.R ya estaba en tierra firme y hubiera devuelto la bola si no fuera porque tres centímetros antes de llegar a su raqueta, se desintegró, transformándose así en un simple montón de cenizas, al igual que un meteorito encarando la atmósfera.

Finalmente J.R y Sergio no pudieron terminar el partido y tuvo que ser de nuevo aplazado. Se miraron con ironía y aprecio y se dijeron “la próxima vez será” pero la próxima vez seguramente tampoco logren terminarlo ya que sus mentes aún estarán vagando por ese mundo maravilloso llamado “imaginación” en el que todo es posible.

 


Por JRSonic         

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